ayer estaba recordando las guitarras grunge
que se funden en las tardes de verano,
recordando a Nirvana por medio de Pearl Jam
encontrado en las juventudes obscuras
al lado de Nietzche
y los discursos alternos de Cobain
en Monterrey
en California
en las montañas moradas
de Oaxaca y
en las
tardes
cuando tomé tu mano
por primera
vez
mientras
se escuchaba
“pennyroyal tea”
y el amor
prematuro
al grunge
comenzaba.
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